La asunción formal por Raúl Castro del poder estatal de manos de su hermano Fidel en 2009 coincidió con la toma de posesión de Barack Obama. De repente, las Western Unions de todo Estados Unidos empezaron a permitir transferencias de dinero en efectivo, no sólo de familiares en el extranjero a parientes en Cuba, sino de estadounidenses con amigos o pequeños socios comerciales emergentes a los que enviar dinero, sin hacer preguntas. Para conmoción de los isleños acostumbrados a ver cómo su gobierno cobraba una comisión exorbitante por prácticamente todos los cambios de moneda (a los que se dio el extraño nombre de «gravamen»), el gobierno cubano no cobró a los receptores una comisión adicional cuando recogían las remesas de Western Union. Un efecto casi inmediato de sus políticas combinadas fue un notable aumento de las muestras visibles de acceso a bienes de consumo antes desconocidos o raros en la isla. Familias como ésta crearon minicomunidades cerradas en sus casas particulares. Aquí, una familia filma a un niño pequeño con un aparato muy difícil de encontrar: una moneda de 25 centavos. Santos Suárez, La Habana, 2011.