Los barómetros de la abundancia en Cuba a menudo adoptan formas inusuales. En este caso, la disponibilidad de lo que la mayoría de los extranjeros de América Latina, Europa o Estados Unidos verían como una cebolla de tamaño normal fue uno de esos barómetros. Durante casi dos décadas, desde que el Partido Comunista adoptó reformas que permitían a los campesinos cultivar y vender sus cosechas en agropecuarios [mercados campesinos libres], encontrar cebollas que no hubieran sido arrancadas de la tierra mucho antes de estar listas era casi imposible. Prácticamente todas las cebollas estaban raquíticas y diminutas porque los agricultores necesitaban maximizar sus ingresos y la demanda del mercado siempre superaba la oferta. Junto con los plátanos grandes y maduros, la cebolla grande era entonces un signo alentador (aunque efímero) de cambio.
