Desde la década de 1970, cuando Cuba adoptó más formalmente los uniformes y prácticas de los Pioneros Comunistas de la Unión Soviética, los niños de los últimos cursos de primaria empezaron a llevar pañuelos rojos de Stalin y monos a juego siguiendo el modelo de sus homólogos soviéticos. Sin embargo, los niños del jardín de infancia al tercer grado llevaban un pañuelo azul claro inspirada en la bandera cubana. Entonces como hoy, el color azul codifica la idea, popularizada por Fidel Castro, de que José Martí, el líder nacionalista anti-imperialista cubano y escritor del siglo XIX, lanzó a Cuba por la senda del triunfo inevitable del marxismo. Irónicamente, Martí no fue ni un admirador de la teoría de Karl Marx ni un defensor del marxismo en ningún momento de su vida. Este hecho le hizo sospechoso entre los miles de tabaqueros socialistas cubanos cuyo apoyo necesitaba para liberar a Cuba de España. Sigue siendo uno de los muchos hechos igualmente silenciados a través de la naturaleza de los uniformes escolares de Cuba, la afiliación obligatoria de los niños a los Pioneros y, por supuesto, mucha de la pedagogía escolar. Sabrina, mi ahijada, nunca llegó a vestir la pañoleta roja de sus compañeros porque ahora vive con sus padres en España. La Virgen del Camino, La Habana, enero de 2009.