Propiedad del Estado pero abastecida por agricultores individuales y cooperativas agrícolas autónomas recientemente legalizadas, este puesto de carnicería siempre estaba abarrotado a pesar de su limitada selección (carne de cerdo) y horario de funcionamiento (principalmente los sábados por la mañana). La desaparición de las ya limitadas «proteínas» en la cadena de producción de alimentos controlada por el Estado y el sistema de racionamiento desde el colapso de la Unión Soviética significaba que los clientes cubanos estaban a menudo más agradecidos que frustrados por unas condiciones que la mayoría de los compradores latinoamericanos (por no hablar de los estadounidenses) habrían considerado inaceptables. Centro Habana, junio de 1995.