Recientemente remodelado, el Hotel Lincoln fue en su apogeo un pináculo de la aparente prosperidad que la dictadura de Fulgencio Batista había traído a Cuba. Como parte de la campaña de su gobierno para convencer al público internacional de que esto era cierto, Batista organizó el Gran Premio de La Habana en 1957 y 1958. El argentino Juan Manuel Fangio, quizás el mejor piloto de Fórmula Uno de todos los tiempos, ganó el Gran Premio de La Habana de 1957 y volvió en 1958. Sin embargo, nunca llegó a la carrera porque fue secuestrado la noche anterior por activistas de la resistencia revolucionaria urbana del Movimiento 26 de Julio. Concebida por su Secretario General, Manolo Ray, la osada hazaña comenzó en el bar del vestíbulo del Hotel Lincoln, cuando unos hombres armados, haciéndose pasar por solicitantes de autógrafos, sacaron unas pistolas y condujeron a Fangio hasta un coche que les esperaba. Trasladado de piso franco en piso franco, Fangio pasó la noche en casa de un rico estadounidense y su esposa cubana, ambos activistas secretos del 26 de Julio. Al ser liberado, declaró su total solidaridad con sus anfitriones y atrajo una atención mundial sin precedentes sobre los puntos de vista de la oposición revolucionaria. Fangio regresó finalmente a Cuba en 1959 para celebrar junto a Manuel Ray, por entonces primer Secretario de Obras Públicas del gobierno revolucionario, en el lobby bar del Hotel Lincoln. La Habana, julio de 2016.