Con la alta demanda de frutas y verduras frescas , la producción campesina en aumento y muchos lotes vaciados por derrumbes de edificios a lo largo de los años, los lugares más peculiares se convirtieron en sitios para los agropecuarios. A pocas cuadras de donde trabajaba mi primo Rigoberto, en el barrio Santos Suárez de La Habana, el cine del barrio, que antes era de propiedad privada y era frecuentado por los residentes hasta la década de 1970, se convirtió en un pequeño mercado campesino, como se muestra en la imagen 5. Las imágenes 6 y 7 muestran cómo las oficinas del histórico periódico precomunista Cuba Libre se convirtieron en viviendas y cómo la Policía Nacional Revolucionaria de Cuba tuvo que advertir a los que buscaban ladrillos que si los cogían ponían en peligro la vida de los que estaban en la otra pared de este edificio aparentemente abandonado y derruido.