Uno de los iconos del Periodo Especial fue la creación por parte de los ingenieros del gobierno cubano de un autobús de dieciocho ruedas que podía transportar a cientos de pasajeros de pie. Por sus dos «jorobas», los cubanos lo llamaron el camello. Como respuesta a la repentina desaparición de los cimientos de la economía comunista cubana anterior a 1991, los camellos operaban en un número drásticamente reducido de rutas, pero transportaban más de diez veces el número de pasajeros de un autobús tradicional. (En un momento dado, la compra por parte del Estado de pintura rosa a precios inferiores a los del mercado para pintar los camellos inspiró a los cubanos a llamarlos panteras rosadas). El inmenso tamaño de este camello es evidente, comparado con el taxi estatal de tamaño normal que tiene al lado. En el fondo se encuentra el enorme mercado agrícola, antaño símbolo de la producción campesina y de pequeños productores precomunistas.
