Propietario y director del periódico Prensa Libre, el periodista Sergio Carbó terminó este libro, el primer registro de las atrocidades perpetradas por el gobierno del presidente Gerardo Machado contra los ciudadanos, a finales de agosto de 1933. Se publicó sólo dos semanas después de que el dictador, su familia y muchos militares y policías huyeran de Cuba para refugiarse en Miami. Aunque en 1925 Machado se había postulado para las elecciones presidenciales como un nacionalista que defendería a los trabajadores y desarraigaría el control monopolístico que las empresas estadounidenses ejercían sobre la economía cubana, traicionó instantáneamente todas las promesas que hizo al tomar posesión del poder. Sin embargo, a partir de 1928 las cosas empeoraron. Junto con el aumento masivo del robo gubernamental y unas políticas que ampliaban las inversiones estadounidenses en lugar de reducirlas, Machado anunció que «prorrogaría» arbitrariamente su mandato como presidente junto con el de todos los congresistas. La decisión desató una imparable conflagración de protestas, huelgas e indignación de todos los sectores de la sociedad cubana. Heroicamente, Sergio Carbó documentó todos los casos que pudo de terror de Estado, a pesar de los esfuerzos de la policía de Machado por silenciarle a él y a sus periodistas. De hecho, los esbirros de Machado agredieron, torturaron y asesinaron tan a menudo a opositores y críticos desarmados como Carbó, que por primera vez en América Latina se generalizó el uso de la palabra «desaparecer» para referirse a las víctimas. De hecho, las historias sobre el activismo y el destino de los desaparecidos ocupan un lugar central en las páginas de Machado: Crímenes y horrores de un régimen. Sólo el índice, que se muestra aquí, sirve de lista de mártires políticos, así como de recopilación documental de los manifiestos, cartas públicas y denuncias de los muchos revolucionarios civiles responsables de galvanizar a los cubanos y provocar la caída de Machado. Durante poco más de cuatro meses, un victorioso gobierno de transición que incluía a Sergio Carbó en su gabinete gobernó el país y sentó las bases de una democracia nacionalista, no comunista, revolucionaria y comprometida con las reformas. Entonces, con el apoyo clave de Estados Unidos, Fulgencio Batista dio un golpe militar en enero de 1934, acabando con las posibilidades de libertad de Cuba durante años. Universidad de Florida, Colecciones Especiales, Libros Raros.