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Atrapado entre Camilo y el Che, 2012

Posiblemente uno de los primeros actos más sorprendentes de la etapa de Raúl Castro en el poder fue colocar una enorme escultura metálica de Camilo Cienfuegos en la fachada del Ministerio de Comunicaciones en la Plaza de la Revolución. Se construyó para que coincidiera con una muestra mucho más antigua de la imagen de Ernesto «Che» Guevara en la sede oficial de las fuerzas de inteligencia de Cuba, situada al lado. La razón de la sorpresa de los cubanos tuvo que ver con las sospechosas circunstancias de la «desaparición» de Camilo Cienfuegos tras el descenso de su avión a finales de octubre de 1959: sólo unas horas antes, Fidel Castro había enviado a Cienfuegos a arrestar al comandante Huber Matos por protestar por el nombramiento secreto de comunistas a la oficialidad del Ejército Rebelde. Estos detalles son importantes, ya que han perseguido a las generaciones mayores durante décadas. Aunque Fidel actuó como juez y fiscal en el juicio de diciembre de 1959 que condenó a Matos a veinte años de prisión, nunca más se supo del popular, glamuroso y anticomunista Cienfuegos. Durante décadas, los cubanos que vivieron aquellos días creyeron que Raúl Castro había ordenado su muerte. Inesperadamente, parecía que el posible asesino de Cienfuegos había construido un monumento a su vida. Fotografía del Matt Joseph Pessar, Ph.D. y Alexis Baldacci, Ph.D.