Dada la ausencia general de aire acondicionado (y a veces de electricidad), uno de los objetos más preciados que puede tener en un sofocante verano cubano es un abanico de señora bien hecho y a la antigua usanza. Esta tienda, situada cerca del puerto viejo de La Habana, alberga una cooperativa de mujeres que ofrece abanicos de madera, resistentes y magníficamente pintados a mano, de todos los colores y tamaños, así como abanicos hechos por encargo. El abanico rojo de doble cara que compré aquí en 2016 me sirvió tan bien que sigue siendo un ocupante permanente y cotidiano de mi bolso, ¡para usarlo en el a vaces igualmente sofocante Gainesville, Florida! La Habana Vieja, julio de 2016.
