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PATRONA DE UNA CUBA POS-ATEÍSTA

El Cobre, en la época de la primera aparición de la Virgen en 1612, sólo estaba habitado por un ermitaño, un sacerdote, un puñado de mestizos libres y 328 esclavos. Estos últimos trabajaban en la mina y mantenían para el Rey la enorme fortaleza de piedra que aun se encuentra en Santiago de Cuba. Sin embargo, en pocas décadas y mucho antes de que la Iglesia católica declarara cierta la historia de Juan Manzano, El Cobre ya se había convertido en un importante lugar de peregrinación y en un símbolo de esperanza y oposición divina a la implacable opresión que soportaron millones de africanos e indígenas esclavizados en el Caribe por los europeos.

 

 

En 1998, el Papa Juan Pablo II coronó a la Virgen de la Caridad del Cobre “patrona” y “reina” de Cuba. En 2015, el Papa Francisco se convirtió en el primer Papa en rendir homenaje a la Virgen en persona, celebrando misa en la Basílica. Sus actos tuvieron un gran peso político, a pesar de su inspiración religiosa y su intención primordial. Aunque la madre de Fidel Castro había dejado una vez una medalla con su nombre en el santuario cuando la Virgen respondió a sus súplicas y le salvó de una enfermedad infantil, el régimen comunista que instauró Fidel después de 1960 reprendió todas las religiones. Despojados incluso de los conocimientos básicos del cristianismo, el judaísmo, la Biblia o cualquier otra fe, múltiples generaciones de cubanos crecieron defendiendo oficialmente el ateísmo para poder ser admitidos en los estudios universitarios, promocionados en el trabajo y quedar libres de la marginación que organismos vecinales, como los Comités de Defensa de la Revolución, se encargaban de asegurar.  Eso cambió en 1991 con las reformas postsoviéticas y la necesidad de caridad del Estado, especialmente de las iglesias cristianas, cuyos misioneros y clérigos acudieron en masa para proporcionar ropa, alimentos y medicinas, además de evangelizer entre el pueblo a través de las parroquias. La agencia caritativa de la Iglesia Católica es la mayor del mundo. Su nombre es Caritas, que significa caridad.