University of Florida Homepage

Preservar las pruebas del genocidio de la esclavitud

Uno de los aspectos más sorprendentes de los museos de la época colonial y de los marcadores de la memoria más importantes de La Habana es la chocante eliminación de la esclavitud y de los esclavizados de prácticamente todas las narraciones, muestras y exposiciones. De hecho, a menos que se cuente la burla racial de los muñecos con cara de negro que se venden en los sitios turísticos o los trajes que llevaban las empleadas del Historiador de la Ciudad en el Periodo Especial, es difícil encontrar referencias a los no blancos en la historia pública de casi todo el occidente de Cuba. (Sólo el Museo de la Trata de Esclavos de Matanzas es una esforzada excepción.) Por el contrario, los museos, placas y lugares emblemáticos de Santiago de Cuba se centran en la lucha de los cubanos negros por la abolición, la nación y la igualdad racial. En particular, el Museo Bacardí lanza sus narrativas nacionales de identidad en la historia de la resistencia indígena a los españoles, la esclavitud, las luchas de los esclavos y las dramáticas pruebas de la violencia sancionada por el Estado y los plantadores que definieron las experiencias de los esclavizados. Entre los objetos se incluye el hacha utilizada para ejecutar a los esclavos rebeldes en la plaza central de Santiago de Cuba durante más de cien años, que se muestra junto a una litografía centenaria que documenta su uso. Azotes, grilletes y otros instrumentos de tortura acompañan a detalladas descripciones del papel esencial de la esclavitud en la producción de azúcar. La aceptabilidad de la violencia emerge entre la creciente conciencia de los visitantes de la necesidad de su invisibilidad: después de todo, sólo los cubanos tenían el dicho «El azúcar se hace con sangre«. Los consumidores europeos y estadounidenses no. Santiago de Cuba, julio de 2016.