Situado en las calles adoquinadas del centro de la ciudad colonial de Trinidad, nos encontramos con una bulliciosa paladar llamada Taberna: La Botija. Entramos para coger mesa y nos recibió un hombre que parecía ser el encargado. Durante las presentaciones, mis compañeros de viaje me revelaron que yo era historiador. Insistió en mostrarme los objetos del restaurante. Para mi horror, pronto descubrí gracias a su charla que lo que yo había tomado por un restaurante con una estética vagamente rústica era en realidad un restaurante de temática esclavista concebido de forma integral. Señalando los grilletes que colgaban de la pared, el encargado me explicó que estos dispositivos de tortura no eran meras réplicas, sino auténticas cadenas que antaño mantenían esclavizados a hombres, mujeres y niños en las plantaciones azucareras de Cuba. Trinidad, junio de 2022.
Creado por el Curador Invitado Arturo S. González, Universidad de Miami.