En toda Cuba, el legado de la organización entre bastidores del Partido Comunista de Cuba a favor de la radicalización política en los años sesenta sigue siendo visible. En Santiago de Cuba, me sorprendió encontrar algo sacado directamente de una memoria histórica de los primeros tiempos: aquí está la casa del Presidente del Comité de Defensa de la Revolución Cubana, una red de vigilancia a escala nacional, fundada por el Partido Comunista en septiembre de 1960 para vigilar a los críticos y contrarrevolucionarios; su puerta anuncia la fe de la familia en una revolución atea junto a un católico, que publica audazmente pruebas de la creencia en la divinidad. Junto a las imágenes de los ancianos hermanos Castro, la puerta del Presidente de los CDR declara “La Revolución, vigorosa y victoriosa” mientras que la puerta de los vecinos inmediatamente a la derecha afirma “Sólo Cristo salva”. Santiago de Cuba, julio de 2016.