A diferencia de la década de 1990, cuando a los ciudadanos cubanos se les prohibía legalmente la entrada a los establecimientos minoristas estatales que vendían bienes y servicios en moneda extranjera, el gobierno bajo el liderazgo de Raúl Castro (2006-2018) abrió oficialmente sus puertas a todos. Mientras los ciudadanos cubanos pudieran pagar en CUC, una moneda respaldada por euros o dólares estadounidenses, podían comprar en las tiendas estatales, comer en todos los restaurantes e incluso pernoctar en los hoteles del gobierno. Sin embargo, la mayoría de los cubanos, que seguían recibiendo sus sueldos del gobierno u operaban negocios para otros cubanos, seguían sin poder hacerlo porque sus ingresos seguían estando en moneda nacional, el peso cubano que, tras la eliminación del bloque soviético, no tenía valor en el mercado mundial. Así, la idea de ir a un Benetton como éste, situado en La Habana Vieja, o a un Pepe Jeans, era, como decían muchos cubanos, como ir al zoo: se podía observar a criaturas exóticas y exhibiciones en su elemento. La Habana Vieja, julio de 2016.
