Desde la década de 1960, muchos estudiosos han señalado cómo el liderazgo de Cuba, casi completamente compuesto de hombres, cargó a las mujeres con la mayor parte del trabajo “para la Revolución”, aunque disfrutaron de poco poder sobre las políticas que no eran inmediatamente relacionadas a su género. Se esperaba que las mujeres realizaran las tareas domésticas, hicieran cola para conseguir raciones, trabajaran fuera de casa, se ofrecieran como voluntarias sin remuneración y, por supuesto, tuvieran un aspecto “femenino”, es decir, mantuvieran los estándares de belleza promovidos por la prensa gubernamental en beneficio de los hombres. En consonancia con estas expectativas, el emblema de la FMC muestra a una mujer vestida con uniforme de miliciana, portando un arma en un brazo y un bebé en el otro. Con el peso del globo tras ella, no tiene ninguna mano libre. Colección Ernesto Chávez, Universidad de Florida.