La mayoría de nosotros sabemos que las empresas de chicles incluyeron en su día cromos de béisbol coleccionables en sus paquetes para fomentar las ventas. Pero ¿sabía que los fabricantes cubanos de cigarros hicieron algo parecido hace más de un siglo? Con el fin de vender cigarros a los cubanos que seguían acostumbrados a los puros liados a mano (conocidos en Cuba por habanos o sencillamente tabacos), las primeras compañías de cigarros de Cuba empezaron a incluir imágenes de mujeres con poca ropa y a veces incluso con los pechos desnudos en cada caja. Esta colección de cromos perteneció al tatarabuelo fumador empedernido de mi amigo. Data de principios de los años veinte y anunciaba la empresa Cigarros Nacionales al dorso de cada tarjeta. Cada tarjeta también invitaba a los fumadores a coleccionar las diez series de tarjetas, cada una de ellas con «100 tipos» de mujeres, y sugería pedir una «guía de la colección” a su distribuidor local de cigarrillos. Aunque lo que se califica de subido de tono en estas imágenes difícilmente se consideraría así hoy en día, estos ejemplos revelan cómo las imágenes exóticas eran mucho más importantes que la pura «erótica» en el mercado cubano. Desde imágenes de Mata Hari y María Antonieta hasta flappers, los cánones de belleza reflejados aquí son tan diversos como los trajes y las historias de aventuras que implicaban. Como explican varias de las tarjetas, los sujetos iban desde bailarinas y actrices hasta modelos para lencería francesa cara. Colección Lillian Guerra, Colecciones Especiales, Universidad de Florida.