“Puedes engañar a todo el pueblo parte del tiempo y a parte del pueblo todo el tiempo, pero no puedes engañar a todo el pueblo todo el tiempo.” Esta célebre cita, atribuida al presidente estadounidense Abraham Lincoln, ocupaba un lugar inverosímil en la Cuba de los años sesenta: la unanimidad (o contrario del pluralismo, por no hablar de la democracia) había sido una condición oficialmente exigida para la inclusión en la Revolución al menos desde 1961. Los censores del Partido Comunista podrían haber atribuido la ironía a la “insensatez” de quienes creían en la democracia de Estados Unidos, pero su aplicabilidad a la dictadura comunista de Cuba también era profundamente irónica. Colección Eduardo “Guayo” Hernández, Bibliotecas Smathers, Universidad de la Florida