Desde mediados de los 60 hasta principios de los 70, Fidel Castro creó (y dirigió personalmente) un programa nacional de cruces e inseminación al que la mayoría de los observadores académicos atribuyen la destrucción de los vastos rebaños de ganado vacuno y lechero de Cuba. Confiscado a sus propietarios —tanto ricos como de ingresos medios y pobres por igual entre 1960-1962—la mayor parte del ganado de Cuba desapareció y los sobrevivientes no produjo suficiente leche para cubrir las necesidades nacionales ya en 1964. Desde ese año hasta la actualidad, el acceso a la leche ha estado permanentemente racionado y sólo ha estado disponible para niños muy pequeños. Sin embargo, en los años 70 y 80, cuando el fracaso de los experimentos ganaderos de Fidel llegó a un punto crítico y comenzaron a fluir las importaciones soviéticas de leche enlatada y en polvo, los agentes publicitarios del gobierno retrataron la realidad opuesta: los sellos mostraban una serie de razas sanas y diversas. Más tarde, el Ministerio de Agricultura erigiría un monumento a la F1, una vaca llamada Ubre Blanca [Teta Blanca] que producía ¡casi 29 galones al día! Colección Eduardo “Guayo” Hernández, Bibliotecas Smathers, Universidad de la Florida