Es imposible saber si jóvenes leales como el instructor del EBIR Roberto García Añel habrían elegido un camino marxista para Cuba si Fidel Castro les hubiera dado a elegir. Lo que está claro es que García Añel se comprometió con lo que él entendía que era “la Revolución” desde muy joven y trabajó dedicadamente para promover la ideología que Fidel prometió que sería la salvación de Cuba. Posando una vez más con sus manuales de entrenamiento, los rostros de estos jóvenes “revolucionarios” y el hecho de que García Añel guardara estas fotografías durante años ayudan a humanizar la experiencia de Cuba, especialmente a principios de los sesenta, cuando nadie, especialmente los más jóvenes, podía predecir lo que ocurriría en las décadas siguientes. Fumador de tres cajetillas de cigarros al día, García Añel murió a los 42 años en 1981. La Habana, 1964. Colección personal de Rolando García Milián, utilizada con permiso.