Estos dos monumentos datan de dos épocas posrevolucionarias muy diferentes, pero se identifican igualmente con Matanzas, una provincia cuyo nombre conmemora literalmente la experiencia de sus diezmadas poblaciones nativas con el colonialismo español: la masacre. La estatua de José Martí, de principios del siglo XX, flanqueada por una “Cuba Libre” femenina que rompe sus grilletes, se alza en medio de la plaza central de la ciudad, anunciando el vínculo entre la lucha de Cuba por liberarse de España y la abolición de la esclavitud. Estas señales de tráfico, que anuncian la llegada a Matanzas, reflejan la desconcertante decisión del gobierno en 2010 de crear una nueva provincia a partir de las zonas rurales de La Habana, que ahora se llama Mayabeque y lleva el nombre de un río, la cuenca más meridional de Cuba. (Julio 2016)