En los tres primeros años tras la Revolución Cubana de 1959, ningún otro fotógrafo supo captar tan bien el dramatismo, el carisma y el esfuerzo físico característicos de cualquiera de los discursos de Fidel Castro, que duraban horas. En estos encuadres, St. George se basó en métodos fotográficos de disparo rápido para documentar a Fidel en acción. Evidencian una calidad cinematográfica.