Aunque pedir dinero y actuar por él en la calle era ilegal desde la adopción del comunismo y, supuestamente, la eliminación de la necesidad en 1961, tanto los mendigos como los artistas callejeros volvieron visiblemente en la década de 1990 en todas las ciudades de Cuba. Incapaces de ofrecer alternativas, las autoridades toleran su presencia. Los transeúntes y los turistas a veces se glorían de su talento. Este señor, que actuaba durante una jornada completa de ocho horas varias veces a la semana en 1997, creó una banda sonora de percusionista de jazz para la bulliciosa calle Obispo, desde el Parque Central hasta las plazas coloniales de La Habana Vieja.
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