Construida en 1716, la fachada barroca del Santuario de la Virgen de la Candelaria y su ubicación en lo alto de una colina que domina la antigua ciudad de Trinidad de Cuba dan testimonio de su pasado antaño majestuoso. Cerrada permanentemente en la década de 1980 debido al peligro de derrumbe, la iglesia fue en su día contigua a un hospital que en el apogeo del auge esclavista del azúcar ofrecía atención a pobres e indigentes, muchos de los cuales eran esclavos heridos o ancianos abandonados por sus amos. A principios de la década de 2000, los visitantes curiosos como yo nos deleitamos con los fragmentos de porcelana antigua, los botones de cuerno hechos a mano y algún que otro tenedor o cuchara de plata vieja. En verano, los ejemplos de lo que los lugareños describían como “basura colonial” afloraban espontáneamente al concluir cada lluvia tropical. Junio de 2001, Trinidad de Cuba.