University of Florida Homepage

Paladar – enero de 1997

Situado en la antigua cochera de una gigantesca mansión en la Plaza de la Catedral de La Habana Vieja, este minúsculo restaurante de doce plazas abrió bajo gestión familiar gracias a las primeras reformas de 1991-1992 que permitieron a los pequeños negocios operar por primera vez desde que Fidel Castro ordenara unilateralmente el cierre de los últimos 52.000 que quedaban en 1968. Aunque limitado a un máximo de doce clientes, este restaurante, como muchos otros (conocidos como paladares), tuvo un gran éxito por la calidad de la comida y el servicio disponibles. Tanto los extranjeros como los cubanos los preferían porque ir a un restaurante estatal significaba casi siempre elegir entre un largo menú y que los camareros les dijeran que sólo había uno o dos platos disponibles. La comida de los restaurantes estatales no sólo era extremadamente insípida, sino que estaba escasamente repartida porque prácticamente todos los empleados participaban en el hurto o en el desvío de ingredientes para su uso en casa o para su reventa, ¡a menudo a restaurantes de propiedad privada! Este paladar cerró en 1998 porque, mientras se formaban colas y se necesitaban reservas constantemente, el restaurante estatal «La Casona», situado al lado -literalmente a sólo unos pasos, en la propia mansión gigante-, solía estar completamente vacío, un testimonio vergonzoso de la realidad que se escondía tras la imagen cuidadosamente elaborada del Estado.