Cuando el gobierno cubano legalizó el trabajo por cuenta propia y los pequeños negocios empresariales en 1992, los cubanos que habían tenido puestos de bebidas y aperitivos antes de su criminalización en 1968, ¡de repente volvieron al negocio! Situado en el Barrio Chino de La Habana, el puesto de batidos de este señor tuvo un éxito inmediato. Cuando les pregunté al propietario y a su hijo si su servicio estaba realmente disponible «24 horas» al día como anunciaban, respondieron: ¡Bueno, ya que los negocios de Fidel tampoco cumplían con sus promesas, esperamos no llegar a la corte por nuestras aspiraciones! De hecho, se habían inspirado para poner su cartel de 24 horas después de ver películas de Hollywood en las que el mismo cartel les parecía una forma estándar (aunque inexacta) de atraer a los clientes. Barrio Chino, Centro Habana, octubre de 1996.
