En La Habana, el regreso de las calesas tiradas por caballos acompañó el auge del turismo como principal fuente de ingresos del Estado cubano: pasear a lomos de una de ellas por La Habana Vieja costaba hasta 25 dólares por menos de 20 minutos a finales de los 90, al igual que en San Agustín, Florida, donde servicios similares sirvieron de modelo al gobierno cubano. En el “interior”, sin embargo, los cubanos locales llegaron a confiar en los taxis tirados por caballos como medio de transporte habitual cuando el petróleo soviético barato desapareció y, con él, la mayor parte del vasto sistema de autobuses de Cuba. Aunque legalmente no se permitía el transporte de extranjeros, la mayoría de los taxistas de Cienfuegos los tomaban encantados, cobrando el equivalente en moneda cubana de 50 centavos de dólar por persona en una ruta establecida de veinte a treinta minutos. Cienfuegos, Enero de 1999.