Como descubrí a menudo, las leyes altamente restrictivas de la Oficina de Control de Activos Extranjeros de Estados Unidos que rigen el Embargo estadounidense y el gasto de los ciudadanos estadounidenses en Cuba rara vez parecían aplicarse a los estadounidenses ricos. Esto podría ser especialmente cierto para los propietarios de yates, veleros y otras embarcaciones: muchos estadounidenses alojan sus barcos en puertos deportivos cubanos (como la Marina Hemingway en Cojímar) donde pagan cuotas anuales tanto por el espacio como por el mantenimiento gubernamental de sus embarcaciones. Tomada frente a la costa de Cayo Blanco, un precioso cayo cercano a la ciudad de Trinidad, esta fotografía muestra a una pareja de estadounidenses retozando en aguas cubanas en abril de 1995 (aunque la hora dice 1993). Los lugareños les llamaban «Los Hollywood» porque supuestamente eran actores famosos que venían con regularidad. Nunca descubrí su verdadera identidad. En aquel momento, a los cubanos les pareció irónica la facilidad con la que los ricos estadounidenses entraban en Cuba, dados los recientes cambios legales que obligan a los guardacostas estadounidenses a devolver a Cuba a los balseros cubanos empobrecidos que capturan en el mar y a los que impiden pisar tierra firme en Estados Unidos—acto que automáticamente les permite pedir asilo político desde que se tomaron estos acuerdos en 1994. Costa centro-sur, 1995.