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¡El fin (temporal) del apartheid turístico!

En 2008, el Estado cubano puso fin por fin a la prohibición de que los ciudadanos cubanos pudieran alojarse en los hoteles de su propio país. A pesar de sus evidentes ironías políticas y su absurdo ideológico, la prohibición llevaba en vigor desde 1991, cuando el gobierno convirtió toda la industria turística en el principal motor de ingresos del Estado tras la caída de la Unión Soviética. Indignados porque se suponía que la Revolución había hecho «Cuba para los cubanos», los ciudadanos increparon a los dirigentes calificando la política de «apartheid turístico», una referencia al sistema de discriminación racial de Sudáfrica y a la supuesta condena del mismo por parte de Fidel Castro. Por «parecer cubana», también me vi sometida al acoso de policías y guardias de hotel cada vez que tenía que entrar en un hotel o instalación turística desde 1995 hasta 2008. Siempre era peor para las mujeres. Cabía esperar un mal trato en estos espacios, ostensiblemente debido a la formación de género de la seguridad y el personal: como la mayoría de las mujeres cubanas carecían naturalmente de dinero para pagar nada allí, la única razón por la que supuestamente teníamos que estar en el vestíbulo o el bar de un hotel era para solicitar clientes para el trabajo sexual. No es de extrañar que las cubanas (incluida yo misma) perseveráramos y nos defendiéramos. En 2006, la mayoría del personal y los guardias seguían parándonos al entrar, pero en lugar de impedirnos el paso, nos preguntaban: ¿Está aquí para consumir? [Consumir estaba bien, pero la estancia en el hotel seguía estando prohibida… ¡y entonces se invirtió la política! Simultáneamente, la administración Obama negoció la apertura de un Four Points Sheraton de propiedad estadounidense en La Habana. Aunque rara vez me había alojado en un hotel estatal por solidaridad con los ciudadanos cubanos , ¡no pude resistirme a llevar finalmente a mis ahijadas al único hotel estadounidense de Cuba en 2016! Como es evidente por el deleite y la alegría en sus rostros y en los de mi hijo, fue un viaje inolvidable. (Junio 2016)