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Casa de Margot, congelada en el tiempo

Cuando fui a Cuba por primera vez en el verano de 1995, supuse que la historia de los cubanos que vivían prácticamente en el mismo entorno que en 1959 era una ficción o un mito. ¡Vaya si me equivocaba! Experimentar un hogar deliberadamente “atrapado en el tiempo” no fue difícil, sobre todo cuando los lugareños descubrieron que yo no era sólo un joven visitante de Estados Unidos, ¡sino además una historiadora de la República! Este apartamento ocupaba la planta baja del edificio de mi prima Normita. Pertenecía a una mujer mayor y enérgica llamada Margot, que enseguida me explicó que había luchado personalmente contra la dictadura de Gerardo Machado y ayudado a derrocarla en la Revolución de 1933. No mentía: así como era fácil encontrar revistas publicadas en mayo de 1960 —el mes en que el régimen de Fidel Castro “nacionalizó” los medios de comunicación independientes que quedaban—también era fácil encontrar pruebas de la pertenencia de Margot a organizaciones contrarias a Machado. Entre ellas, la clandestina y apenas documentada urbana conocida como el “ABC”. También conservó las banderas verdes brillantes contra Machado que adornaban los hogares de miles de cubanos prósperos y profesionales en las últimas semanas de una huelga nacional antes de que Machado huyera de la isla. “En ese mes final, antes de que se fuera, había un silencio en la calle. Nadie salía de casa. Yo puse mi bandera verde, y luego mi bandera negra, porque yo lo odiaba. El terror de Machado creó el terror de cada uno de los dictadores que vinieron después”, me dijo, pícaramente. JUNIO DE 1995.